EL DESARROLLO RURAL EN MÉXICO

LOS PARADIGMAS DEL DESARROLLO RURAL EN MÉXICO.


jueves, 23 de septiembre de 2010

MODELOS DE DESARROLLO EN COMUNIDADES INDIGENAS PARTE I

Generalmente se tiende a considerar que el desarrollo rural en regiones indígenas es un asunto técnico - antropológico, sin embargo, tratándose de una actividad que tiene como finalidad el de mejorar las condiciones de vida de la población indígena, éste tiene una mayor complejidad y profundidad, primero, porque busca transformar las estructuras socioeconómicas de una región o de un país para poder estar en condiciones de alcanzar un mayor bienestar; segundo, porque es en los modelos de atención en donde se fijan las estrategias sociales, las prioridades y objetivos del desarrollo de una región o de una nación; tercero, porque en los programas, se establecen los medios y estrategias para lograrlo y cuarto, porque con base en el análisis de los resultados alcanzados, se establecen acciones necesarias para que la población rural alcance su propio desarrollo.

En este sentido el desarrollo rural es la expresión de una política económica y social imperante, y en consecuencia, uno de los ejes principales que regula las actividades sociales y económicas. Por lo que, los modelos de atención, mediante su metodología implementada a través de proyectos específicos, son los instrumentos para materializar una política social.

En el contexto de modelos y programas de atención, la pobreza productiva de los grupos étnicos proviene de su exclusión en el manejo de los recursos, los cuales son administrados por los grupos de poder local y regional, a lo cual se le suma la situación económica imperante: control del mercado regional por los grupos de poder. De esta situación se infiere, que la búsqueda de un desarrollo en las regiones indígenas es un problema político, porque el desarrollo de una región está condicionado por los bloques de poder regional, y el poder en sí mismo, es en esencia político. En este sentido la política social se debe de orientar a garantizar ciertos niveles de bienestar a la población indígena de México, en particular debe de considerar esquemas o modelos específicos de producción, distribución y consumo, sin olvidar las soluciones tecnológicas adecuadas.(Cortez, C. y Penso, C; 1998.

A la población indígena se le considera el polo opuesto al desarrollo y una barrera para lograrlo, por lo que el Estado, ha generado una gran variedad de políticas públicas para mexicanizar al indio mediante intentos educativos, económicos, organizativos y hasta genéticos. La visión creada por el Estado acerca de las estructuras socio culturales de los pueblos indígenas en el sentido de que son un "sector atrasado", aumentaron de cierto modo la visión peyorativa de la sociedad en general hacia lo indígena, así como el fomento tácito de la negación y rechazo de la misma sociedad indígena.

En este sentido, surge la pregunta acerca de las alternativas que pueden plantearse para diseñar un modelo de desarrollo que más allá de servir de etnocida, prevea los posibles cambios en las estructuras socio-culturales y promueva cambios positivos a favor de los pueblos indígenas involucrados.

¿Se puede plantear como desarrollo apropiado o autogenerado el que emana del interior de las comunidades indígenas, que en los siglos de dominación han sufrido procesos de desvalorización de su cultura y siguen siendo considerados una traba histórica para el desarrollo?

Frente a toda una gama de teorías acerca del desarrollo, en los años 80 surge la propuesta teórica del etnodesarrollo en base al cuestionamiento de profesionales, quienes tenían por objetivo principal relacionar ambas dimensiones, la indígena y la desarrollista, además de intentar reorientar a las políticas públicas modernizadoras hacia una propuesta de aportación real hacia los pueblos indígenas considerando como base la cultura diferencial de cada uno. Este modelo fue clave, sobre todo cuando los promotores del desarrollo occidental y la opinión pública en general, creían que los pueblos indígenas con sus respectivas costumbres, valores y sistemas socio económicos fueron considerados durante mucho tiempo como una traba colectiva del desarrollo, regional y hasta nacional.

Los modelos y programas diseñados para el desarrollo rural en zonas indígenas, han fracasado debido a diferencias conceptuales y de cosmovisión acerca del progreso y del bienestar, toda vez que su planteamiento conceptual se fundamenta en el desarrollo occidental y economicista, el cual se contrapone a las formas de vida de los diferentes pueblos indígenas.

El modelo de atención integral, debe de fortalecer el ejercicio de la capacidad social de los pueblos indígenas para construir su futuro, aprovechando para ello las enseñanzas de su experiencia histórica, los recursos naturales y el potencial de su cultura, de acuerdo con un diagnóstico que se defina en base a sus propios valores y aspiraciones.

Una variable clave en el diseño del modelo es el referente a los derechos como base del desarrollo, los derechos de los pueblos indígenas para tomar sus propias decisiones, respetando su cultura, sus conocimientos y saberes tradicionales; estos factores fueron desechados por los promotores del desarrollo economicista, que, en lugar de respetar a los indígenas como humanos y con todas sus diferencias, los catalogan como cifras.

El modelo debe incorporar la variable de la capacitación de recursos humanos indígenas, una capacitación dirigida a toma de decisiones para procesos de priorización en la formulación de proyectos regionales e integrales y la puesta en práctica de estos, debe incorporar la variable conceptual denominada desarrollo "culturalmente sustentable", este se relaciona con el desarrollo económico, que practicados en conjunto implica no solamente la no destrucción como sistema y como grupo humano de un pueblo, sino también la conservación de una identidad como tal, sobre todo considerando que los modelos y programas aplicados en poblaciones indígenas, han detonado procesos de cambio socio-cultural de los involucrados, en este sentido el planteamiento del modelo, debe priorizar los factores relacionados con valores culturales, de modo que estos no sufran impactos negativos.

FUENTE: Tesis MDR Ángel M. Espinoza, abril 2009.

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